Las organizaciones más avanzadas se caracterizan por el uso sistemático de metodologías de gestión y mejora. Y una de las herramientas que ha demostrado ser más efectiva cuando se trata de reducir costes y mejorar los procesos operativos es Seis Sigma.

Desarrollada en la década de los 80 en el seno de Motorola, Seis Sigma es una metodología estructurada y disciplinada de mejora de procesos que se centra en la reducción de la variabilidad de los mismos, con el fin de eliminar los defectos en la entrega de un producto o servicio al cliente.

Cada defecto o variación, esto es, cualquier observación que no satisface la especificación de un cliente, supone un coste asociado que puede resultar en la pérdida de clientes,  la repetición de tareas, la pérdida de tiempo o el derroche de material. Seis Sigma se apoya en datos estadísticos para eliminar defectos y lograr un rendimiento en los procesos cercano a la “perfección”

Seis Sigma es a su vez una estrategia de gestión que se caracteriza por la necesidad de disponer de información cuantitativa y veraz respecto del desempeño de los procesos y productos.

La filosofía Seis Sigma implica un modelo para la mejora sostenida

¿Cómo se lleva a la práctica Seis Sigma?

La metodología se compone de cinco etapas, el denominado ciclo DMAIC: definir, medir, analizar, innovar y controlar.

Una de las claves para el éxito de la implantación de la metodología pasa por contar con el compromiso total de dirección y su participación activa a lo largo de todo el proceso.

El primer paso a seguir es por tanto la formación y sensibilización del equipo de directivo. Y es que son los responsables de fijar los objetivos de negocio y el papel de Seis Sigma en su consecución, así como de propiciar un clima adecuado en la organización facilitando los recursos y apoyos necesarios.

Al inicio se configuran los equipos que se van a encargar de los proyectos de mejora, a quienes se denomina habitualmente según la siguiente nomenclatura en función del rol y las responsabilidades que vayan  a asumir:

  • Champion: implementa  la metodología en la organización y asegura los avances del proyecto. Pertenece al equipo directivo y actúa como vínculo ente éste y el equipo.
  • Jefe de equipo: responsable de los resultados del proyecto ante el champion, es un experto en el área a mejorar.
  • Black belt: es el experto en la metodología, forma y guía a las personas involucradas en los métodos de mejora. Actúa como facilitador del proceso de mejora.
  • Green belt: es un especialista en la metodología y sus herramientas que en unos casos lidera proyectos y en otros apoya a equipos.
  • Yellow belt: es miembro del equipo con un conocimiento básico de la metodología, y aunque no lidera proyectos, apoya a los black y green belt.

La colaboración entre los miembros del equipo es uno de los fundamentos para asegurar la consecución con éxito de las iniciativas; como lo es a su vez que se establezca una comunicación fluida y se consiga la implicación de las personas de todos los niveles de la empresa.

La capacitación del personal en Seis Sigma y sus herramientas permite que se pueda abordar de manera eficaz la implantación de una metodología de estas características.

Seis Sigma es una filosofía de mejora continuada a largo plazo, y es por ello que cuando una empresa inicia el viaje en pos de la “perfección”, éste debe estar correctamente enfocado para evitar que su aplicación sobrepase a la organización.

Imagen: Freepik