La calidad tiene su origen en el cliente. Sin embargo, las necesidades de los clientes cambian constantemente, los estándares se elevan y por ello es imprescindible que las organizaciones incorporen la mejora continua en su estrategia.
Kaizen es el término japonés para referirse a la mejora continua. Como tal, constituye un elemento central dentro de la cultura Lean. El concepto Kaizen no sólo comprende un conjunto de herramientas; es en sí toda una filosofía.
Según el pensamiento Kaizen, la mejora continua se cimienta en la suma de pequeñas mejoras que se logran con la implicación de todo el personal en un ciclo permanente. Todo el mundo tiene un papel en esta misión, desde el equipo directivo al personal que trabaja planta.
Se trata de un planteamiento a largo plazo que se construye sobre la experimentación continua y la innovación. Y aquí reside su poder: los pequeños cambios que cualquier persona puede implementar a diario y que con el paso del tiempo generan grandes resultados.
La filosofía Kaizen se basa en unos principios que en ACMP denominamos los “Diez mandamientos Kaizen”:
1. Desecha las ideas preconcebidas, cuestiona las prácticas actuales.
2. Pasa a la acción; piensa en cómo realizar las acciones, no que no se pueden hacer.
3. Actúa inmediatamente sobre las propuestas de mejora.
4. No busques la perfección: alcanzar el 60% de la mejora es aceptable.
5. Corrige los errores inmediatamente.
6. Convierte los problemas en ideas.
7. Busca el origen de los problemas: utiliza la técnica de los 5 por qué.
8. Es preferible contrastar la opinión de 10 personas que esperar que una única persona tenga una idea brillante.
9. Realiza, prueba y valida la mejora.
10. Asumir que hay un potencial infinito de mejora.
A priori, el modelo parece sencillo. Pero en la práctica, crear una cultura de la mejora continua requiere no sólo metodología; también una mente abierta, disciplina y perseverancia para seguir avanzando a pesar de los fallos.