El trabajo estándar es un ingrediente fundamental en el sistema Lean. Con la estandarización se busca determinar la mejor manera de realizar las operaciones y obtener un nivel de calidad homogéneo, productos estándares y una mayor eficiencia en el proceso. En la cultura de la mejora continua es un requisito, significa avanzar de un estándar a otro mejor sin volver hacia atrás.

 

En esencia, el trabajo estándar consiste en realizar una determinada operación siempre de la misma forma según unas pautas establecidas para obtener un resultado uniforme.

Con su implementación, se consigue estabilizar y reducir las variaciones – defectos, desviaciones, disconformidades – que en este contexto son fácilmente reconocibles. Podríamos describirlo como la forma conocida más eficiente para realizar un trabajo seguro y de calidad.

En Lean, este concepto no es el instrumento rígido ni mucho menos estático de los modelos de producción clásicos; cuando se encuentra con una forma de operar más adecuada, el procedimiento se actualiza.

Por otra parte, hay que desterrar la idea de que en trabajos no repetitivos, como mantenimiento, diseño o dirección, los métodos estandarizados no son aplicables. En estos ámbitos, también son útiles y necesarios – pensemos en la elaboración de un presupuesto – y se combinan con otros elementos que aportan la flexibilidad o creatividad que requiere cada tarea.

“Lo que no se mide, no se puede mejorar”

La implantación del trabajo estándar sienta las bases para la evaluación, gestión y mejora de los procesos. Un proceso realizado según lo pautado proporciona un resultado comparable con los datos anteriores, lo que permite a sus responsables la introducción de modificaciones al proceso y la valoración de las mismas.

La documentación de estos métodos da lugar a un nuevo estándar sobre el que se irán incorporando mejoras en el futuro, en un ciclo que no tiene fin. La suma de estas buenas prácticas constituye la base para la formación de los equipos y de las personas que se integren en ellos.

La definición de los estándares se basa en la recogida y formalización de los datos en una serie de documentos, como por ejemplo, una hoja de trabajo estándar o una instrucción de trabajo. Esta documentación es fundamental para detectar con facilidad cualquier anomalía en el desempeño del proceso y asegurar que las operaciones son seguras y efectivas.

A la hora de elaborar los documentos de trabajo estándar hay que tener en cuenta a sus usuarios, los mejores conocedores del proceso, y hacerles partícipes de su elaboración. Una oportunidad para la empresa de reforzar su sentimiento de pertenencia e involucrarlos en las mejoras futuras. Para facilitar su aprendizaje y uso por parte del personal, la documentación debería ser muy fácil de asimilar y lo más sencilla y visual posible.